El 11 de mayo vino mi amigo Ismael desde Extremadura para visitarme en Prado del Rey y pajarear por la provincia de Cádiz, pero decidimos quedar la primera tarde en el sevillano paraje del Brazo del Este para tener así una hora más. Fue una decisión de lo más acertado porque sacamos mejor partido a la tarde y, además, encontramos el lugar realmente animado.
Llegamos justo en un notable paso migratorio de aves limícolas con muchísima abundancia de chorlitejos grandes (Charadrius hiaticula) en todas las orillas lodosas. También destacó la presencia de correlimos zarapitines (Calidris ferruginea) bien engalanados mudando a su rojizo plumaje nupcial y correlimos comunes (Calidris alpina) junto a algún archibebe común (Tringa totanus). Mirando bien las fotos en casa vi con gran sorpresa que había dos correlimos gordos (Calidris canutus), una especie nueva para mí, demostrándose así la importancia de las fotografías en la observación de aves. Veréis que los dos correlimos gordos son los que están junto a un correlimos zarapitín apreciándose la diferencia de tamaño.
Además de limícolas también vimos flamencos (Phoenicopterus roseus), cigüeñuelas (Himantopus himantopus), calamones (Porphyrio porphyrio), moritos (Plegadis falcinellus) y espátulas (Platalea leucorodia). Son aves con las que siempre cuento al visitar este paraje tan agradecido a pesar de su abandono y degradación.
Algunas de las garzas imperiales (Ardea purpurea) que allí anidan se dejaron ver, así como los martinetes (Nycticorax nycticorax), ambas especies delatándose al levantar el vuelo desde la vegetación palustre o el arrozal.
Las pagazas piconegras (Gelochelidon nilotica) fueron frecuentes al haber tractores trabajando y tener buenas oportunidades de caza. Se unieron sus parientes las pagazas piquirrojas (Hydroprogne caspia), una especie que antes era muy esporádica en el paraje pero esta primavera ha sido habitual por el motivo que sea. Había cuatro ejemplares de estas grandullonas, una de ellas anillada que nos permitió saber que nació el año pasado en Finlandia.
Lo raro, una vez más, fue ver únicamente dos fumareles cariblancos.
Vuelvo a las limícolas, esta vez las que se reproducen en el paraje. Los chorlitejos patinegros (Charadrius alexandrinus) y las canasteras (Glareola pratincola) estaban ya en sus tradicionales territorios de cría una vez que se marcharon las ovejas, que hasta hace poco invadían su espacio hasta el punto de que parecía que este año no criarían allí. Por suerte parece que todo vuelve a la normalidad.
Incluso con las rapaces fue interesante la cosa. Un par de culebreras (Circaetus gallicus), una de ellas riñendo con un ratonero (Buteo buteo) ya amenizaban bastante, hasta que una hembra de abejero (Pernis apivorus) pasó volando tan baja que no pude evitar pensar en cuando fui al Estrecho el fin de semana anterior.
Hubo variedad, cantidad y calidad. Difícilmente se pueden mejorar salidas así, pero los dos días siguientes nos esperaban sendas salidas por otros lugares, a cada cual más interesante. Próximamente las iremos viendo...
Para ver todas las observaciones de aves que tuvimos: listado completo de aves.